PRÓLOGO



En esta época en que hablar más de lo necesario es una costumbre demasiado frecuente y en la que escribir mucho parece a veces más importante que escribir bien, se agradece que alguien cultive el cuento como forma de comunicar cercana y directa. La escritura recupera así su encanto intemporal, del que seguiremos disfrutando cuando los videojuegos hayan pasado de moda, y nos muestra cosas que ocurren a nuestro alrededor y que permanecían ocultas a nuestros ojos.

Vamos a utilizar una comparación para anticipar lo que puedes encontrar en estas narraciones. ¿Has paseado alguna vez por el campo y probado a remover unas plantas de menta o hierbabuena con un palo? El aroma de la planta se expande y aunque la hayamos aspirado cientos de veces siempre nos sorprende. Eso es lo que hace Carmen, remover suavemente con la pluma en la vida diaria y hacer aflorar las sensaciones y sentimientos que la acompañan para que cobren fuerza especial. Lo hace paso a paso, a latidos, dosificando la corriente de emociones para que podamos pararnos en cada una de ellas.

Pero Carmen no sólo habla de situaciones o hechos que nos son cercanos; la fantasía, o realidad fantástica tal vez, también nos aguarda. En resumen una gozada.

He mencionado al principio el vicio de hablar demasiado y no me gustaría caer ahora en él, así que os invito a que os dejéis llevar de la mano de Carmen. Que lo paséis bien.